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El 5 de mayo de este año (2018) se cumplieron 200 años del nacimiento de Marx e inusitadamente aparecieron fotografías y textos sobre el autor de El Capital en periódicos y revistas del mundo y aún más, se inauguró una gran estatua donada por el gobierno Chino a Tréveris, la ciudad en donde nació.

De igual forma, se estrenó una interesante película sobre el joven Marx que es muy recomendable. Utilizó el concepto de «inusitada» porque a partir del derrumbe del llamado «socialismo realmente existente» en Europa del Este y la URSS, Marx fue condenado por los grandes medios de comunicación como el artífice de esos regímenes.

Esta acusación es falsa por tres razones: la primera es que Marx (y su compañero Engels) murieron mucho antes de que pudiera surgir algún intento de realizar el socialismo; la segunda es que Marx no desarrolló una teoría sobre el socialismo (como si lo hizo con el sistema capitalista) y solo dejó diversas indicaciones sobre lo que podría ser la sociedad futura. En otras palabras, la teoría tendrían que desarrollarla quienes emprendieran la tarea de construir la nueva sociedad como ocurrió, por ejemplo, con Lenin. Y en tercer lugar, Marx, en respuesta a la revolucionaria rusa Vera Zasulich consideró que sí podría darse un salto de la comuna rusa al socialismo sin pasar por el capitalismo pero agregó en el prólogo a la edición rusa de el Manifiesto del Partido Comunista que la condición del triunfo sería que los países de Europa apoyaran la nueva sociedad. Como sabemos, esto último no ocurrió y por el contrario, surgieron el fascismo y el nazismo que se lanzaron en contra de la URSS y los revolucionarios de sus países a quienes asesinaron o hicieron prisioneros.

El resurgimiento del interés mundial por la obra de Marx proviene de la potencia de su pensamiento y de la crisis del neoliberalismo.

El día 5 de mayo, se realizó una mesa redonda en la Casa de la Cultura Jesús Reyes Heroles en Coyoacán, en la Ciudad de México.

 

Aquí pueden encontrar el texto de mi intervención.

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El escritor José Angel Leyva, coordinador del programa «Yo es otro» de la radio por internet (Código D.F.) me invitó en días pasados, a participar en una entrevista para su programa y exponer algunos de los temas que aquejan hoy a la enseñanza y difusión de la filosofía. Aquí les comparto el link de la entrevista: http://www.codigoradio.cultura.df.gob.mx/index.php/yo-es-otro/14908-gabriel-vargas-i

México, D.F. 31 de octubre de 2013

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La filosofía como investigación y como forma de vida.

Del 4 al 10 de agosto de 2013, se llevó a cabo en Atenas, Grecia, cuna de la civilización occidental, el XXIII Congreso Mundial de Filosofía bajo el lema de: “La filosofía como investigación y como forma de vida”. Asistieron más de tres mil ponentes procedentes de todo el planeta. Lo organizó la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía (FISP) a la que pertenece nuestra Asociación Filosófica de México. El Congreso, como todos los anteriores, fue una muestra de la riqueza del pensamiento filosófico y del vigor que ha alcanzado en el ámbito mundial, a pesar de que, como hemos mencionado, se ciernan sobre él algunas nubes negras que pretenden limitar su influencia y reducir al mínimo su conocimiento por un amplio público. Es por ello de especial relevancia que se haya aprobado por unanimidad, en la Asamblea general, la propuesta de la India en el sentido de que la filosofía debe formar parte esencial de la educación en todos los niveles, como lo ha sostenido la UNESCO. En la Asamblea General a la que asistieron más de cien asociaciones del mundo, intervine como representante de nuestro país para exponer la lucha que ha llevado a cabo el Observatorio Filosófico de México, uno de cuyos fines ha sido la reivindicación de las disciplinas filosóficas en el bachillerato después de su intento de eliminación en 2008 y el triunfo que se obtuvo al lograr también la conformación del área de humanidades. En la intervención agradecí el apoyo que la FISP nos ha dado a través de sus Presidentes William L. McBride; Ioanna Kucuradi, Evandro Agazzi y su secretario general Luca Scarantino. La lucha del OFM fue plenamente respaldada por la Asamblea General. Otras dos importantes decisiones que se tomaron fue la elección de un nuevo Presidente en la persona del filósofo Dermot Moran de la Universidad de Dublín y quien también fue Presidente de programa del Congreso ateniense; la elección de un nuevo Comité Directivo y la elección de Beiging, China, como la nueva sede de la reunión mundial en 2018.

En otra comunicación haré un recuento de algunas de las tendencias observadas, sin embargo, puedo adelantar que una de las secciones que más llamaron la atención de los pensadores por las ponencias recibidas fue la de “filosofía política”, sin embargo, no se advirtió el predominio de alguna corriente filosófica. Está por demás mencionar que se abordaron todos los temas y problemas habidos y por haber: desde estudios sobre filosofía clásica griega hasta la actualidad; desde la filosofía de la ciencia, la bioética y la tecnología hasta la metafilosofía; desde la hermenéutica, la fenomenología y el marxismo hasta enseñanza de la filosofía y filosofía práctica. Cabe señalar también que los anfitriones, encabezados por su presidente, el filósofo Konstantinos I. Boudouris y sus colaboradores desarrollaron una importante labor de organización. Finalmente, no puedo dejar de mencionar la extraordinaria ceremonia inaugural en donde pudimos ver y escuchar una combinación de música, canto y danza del más alto nivel artístico que se llevó a cabo en el Odeón de Herodes Atticus, al pie del Parthenon. Aquí van unas fotografías que amablemente me envió Sotiris Zafiris de la organización Diktyo Génesis.

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Les comparto una entrevista que apareció en la Revista Piezas, del Instituto de Filosofía de Guadalajara, a raíz de una conferencia y un excelente foro de debate que se organizó en torno a mi libro, Filosofía ¿para qué? y el libro de la UNESCO, “La filosofía, una escuela de la libertad”. La dirección electrónica es: http://revistapiezas.wix.com/piezas-en-dialogo

El día 26 de junio de 2013, se llevó a cabo, la presentación del libro, La filosofía, una escuela de la libertad, en la sede del Senado de la República. Este libro fue publicado por primera vez en español en co-edición entre la UNESCO y la UAM-I y reproducido electrónicamente en la página de la Unesco y en la Página del Centro de documentación en filosofía latinoamericana e Ibérica de la UAM-I cuya dirección electrónica es: http://www.cefilibe.org También en la página del Observatorio Filosófico de México: http://www.ofmx.com.mx

Entre los comentarios que se han hecho a mi libro, les comparto el realizado por el Dr. Raúl Trejo, Presidente de la Asociación Filosófica del Sureste:

 

 DE LA PRAXIS AL TEXTO… Y VICEVERSA

Raúl Trejo Villalobos

En mayo de 2003, Gabriel Vargas Lozano presentó una ponencia en el Tercer Coloquio de Filosofía de la Educación, organizado en la Universidad Nacional Autónoma de México: “El papel de las humanidades, hoy”. Cuatro años después, en 2007, participó en la presentación de tres libros: El edificio de la razón, de Jaime Labastida; Tres retos de la sociedad por venir, de Luis Villoro; y, Ética y política, de su maestro Adolfo Sánchez Vázquez. En ese mismo año, impartió la conferencia “¿La filosofía tiene alguna función en la sociedad?”, en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Al año siguiente, en 2008, en esa misma Universidad, impartió la conferencia “Los desafíos de la filosofía para el siglo XXI”. En 2009, presentó en la Universidad de la Ciudad de México la ponencia “¿Incide la filosofía mexicana en la sociedad actual?”. Al final de ese año, presentó el libro Ser y quehacer de la Universidad, de su amigo y colega Francisco Piñón. Para 2010, en el marco de la celebración del Día de la Filosofía en la Universidad Autónoma Metropolitana, leyó el texto “Diez tesis sobre el papel de la filosofía en la educación y la sociedad”. Entre 2009 y 2012, al mismo tiempo que imparte clases e investiga, promueve la defensa de la filosofía, a través de la formación y la coordinación del Observatorio Filosófico de México, conjuntamente con José Alfredo Torres y Guillermo Hurtado.  Además, vuelve a sus textos, los revisa, los retoca, los amplia y los reúne, para hacerlos públicos de manera más extensiva, en el libro Filosofía ¿para qué? Desafíos de la filosofía en el siglo XXI (UAM/Ítaca, 2012).

En la versión actualizada y ampliada de “El papel de las humanidades, hoy”, Vargas Lozano inicia reseñando el texto “La muerte de las Universidades”, de Terry Eagleton, en donde plantea como idea central: la incompatibilidad entre la Universidad, con sus investigaciones humanísticas, y el capitalismo avanzado. Para profundizar en el asunto, enseguida presenta un recorrido histórico de las distintas formas en que se ha asumido la educación y la formación de los ciudadanos. Así, pues, se refiere a la Paideia de la Grecia Clásica, a la Humanitas de la época del Imperio Romano, a la Paideia Christu de la Edad Media, a la Yecnemelistli de algunos pueblos mesoamericanos, a la Bildung de los alemanes de finales del siglo XVIII y principios del XIX, a los ideales positivistas de los mexicanos del siglo XIX, al Arielismo de los americanos de principios del siglo XX. la idea central de este recorrido consiste en constatar que en todos y cada uno de estos ideales educativos y formativos la filosofía, las letras y la cultura han constantes.

En el apartado titulado “La filosofía ¿tiene alguna función social?”, después de referir la anécdota de Tales de Mileto según la cual se critica la actitud contemplativa y desinteresada de la realidad concreta, Vargas Lozano enumera una serie de funciones que ha tenido la filosofía en la sociedad históricamente. De este modo, expone que la filosofía ha sido constantemente una serie propuestas para una sociedad justa, en donde señala, entre otros, a Platón, Habermas y Rawls; asimismo, ha tenido la función de plantear las formas de entender las relaciones de poder, donde refiere a Puffendor, Groccio, Hobbes, por ejemplo; ha sido, además, constructora de utopías, donde no faltan los clásicos Moro, Campanella y Bacon; de igual manera, ha jugado el papel de legitimadora y crítica de las ideologías, donde destaca Marx, varios marxistas del siglo XX y Adolfo Sánchez Vázquez; sin dejar de tener una función conceptualizadora, por ejemplo, con los temas de la modernidad, la posmodernidad y la transmodernidad; y, finalmente, haber sido y ser un paradigma de respuestas interdisciplinarias, haber sido y ser una serie de propuestas para la democracia y para enfrentar la crisis de sentido.

A manera de complemento sobre el papel de las humanidades y las funciones sociales de la filosofía, aparece “Los desafíos de la filosofía para el siglo XXI”. En este texto, nuestro autor hace un diagnóstico sobre los cambios que ha habido en el mundo desde mediados del siglo XX hasta nuestros días. Para efectos de comprender nuestro tiempo, ejemplifica los distintas crisis  y transformación del mundo que se han dado de la Antigüedad a la Edad Media, de ésta a la época del Renacimiento y de ésta a la Ilustración. Después de plantear algunas problemáticas de la modernidad, la transmodernidad y, primordialmente la violencia en la que actualmente vivimos, refiere el valor que ha tenido la filosofía en los momentos de cambios históricos. Dice: “La filosofía implica libertad de pensamiento  y de palabra, proporciona instrumentos para el empleo de una buena argumentación, fomenta la igualdad y el respeto al pluralismo, plantea la duda metódica sobre los grandes problemas, ejerce la crítica a los poderes establecidos, forma espíritus libres y reflexivos como antídoto al fanatismo y contribuye a la formación de ciudadanos ejercitando su capacidad de juicio” (p, 28), ampliando notoriamente las funciones sociales de la filosofía indicadas en el texto anterior.

Otras cuestiones que ya ha tocado Vargas Lozano de manera general en los textos ya reseñados son: las sugerencias o recomendaciones que ha hecho la Organización para el Desarrollo y Desarrollo Económico (OCDE), y sus extensiones a través del proyecto Tuning o plan Bolonia, a distintos países en materia educativa para anular las asignaturas filosóficas y humanísticas, por un lado; y, por otro, las sugerencias y recomendaciones que ha hecho la Organización para las Naciones Unidas para la Educación (UNESCO)  en el sentido de promover espacios para la formación y reflexión filosófica en los distintos niveles educativos. Estas cuestiones vuelven a aparecer, de manera concreta y específica, en “¿Incide la filosofía mexicana en la sociedad actual?” y “La filosofía y las humanidades y su no lugar en la Reforma de la Educación Media Superior puesta en marcha por la Secretaria de Educación Pública”.

En el primero de estos, Vargas Lozano refiere el poco o nulo interés del gobierno mexicano por la filosofía y las humanidades desde 2004, misma que posteriormente se convirtió en política educativa; asimismo, expone el poco o nulo interés de los medios masivos de comunicación por la divulgación de la filosofía, así como la reacción de los filósofos ante esta situación y la introducción del neoliberalismo en el país. Dice: “En lo que se refiere a las tendencias de la investigación, la reacción ha sido diversa y compleja. Por un lado, los filósofos han tenido que someterse a una lógica productivista impuesta a las universidades por los últimos regímenes; sin embargo, por otro lado, han gozado de libertad de investigación gracias a la tradición de la autonomía universitaria que ha sido preservada en las instituciones públicas y a la escasa incidencia en la vida pública de las reflexiones que se producen en ellas” (pp, 57 y 58). Ante la pregunta ¿qué podemos hacer?, el autor propone una reforma de la enseñanza de la filosofía, en las que se incluyan, entre otras cosas: la organización de cursos de didáctica de la filosofía, cursos que tengan que ver con la historia de la filosofía en México, cursos y programas de estudio en los que se establezca la relación de la filosofía con otras disciplinas y la creación de espacios para el diálogo entre diversas posturas filosóficas con temas comunes.

En el segundo de los trabajos, Vargas Lozano hace un recuento desde la publicación de los acuerdos que plantean la Reforma Educativa en 2008, pasando por la creación del Observatorio Filosófico en 2009, el acuerdo 488 ­–en donde se propone reinstalar las asignaturas filosóficas en la Educación Media Superior– y los constantes desplegados, declaraciones y boletines que se han publicado, además de otras acciones ­–como la organización de un Coloquio en el Instituto de Investigaciones Filosóficas–, desde 2009 hasta 2012. De acuerdo al título que le hemos puesto a esta reseña, “De la Praxis al texto y viceversa”, en este último trabajo, bien se pueden ver y preciar los principios y las convicciones que mueven a Vargas Lozano como defensor de la filosofía.

Tales principios y convicciones encuentran su expresión en “Diez tesis sobre el papel de la filosofía en la educación y la sociedad”. Breve y esquemáticamente, dichas tesis son: 1.- la filosofía es un derecho educativo, 2.- la filosofía contribuye a la conformación de una sociedad democrática, 3.- la filosofía contribuye a una concepción cultural del hombre (es decir, contrario a una concepción mercantilista), 4.- la filosofía legitima o critica formas de dominio, 5.- la filosofía tiene al menos cinco formas de enseñanza, 6.- la filosofía tiene una función social, 7.- la filosofía es crítica de los saberes y es una teoría general de las formas culturales, 8.- la filosofía es formación de mentes críticas, 9.- la filosofía es acción (y una de sus acciones es su difusión) y 10.- la filosofía transforma el mundo.

Hasta aquí, pues, los seis trabajos que conforma la primera parte del texto. La segunda, la conforman las cuatro presentaciones de libros. Uno, sobre la universidad; otro, sobre la razón; uno más, sobre la justicia, la democracia y la pluralidad cultural; y, por último, algunas reflexiones sobre la relación entre la ética y la política, de raigambre marxista. No queremos dejar de señalar que, en buena medida, estos textos reflejan un ir más allá de la presentación de los libros como tales. Es decir, en estos, Vargas Lozano aprovecha el espacio para otros tipos de praxis: el diálogo y la crítica.

A manera de síntesis, queremos traer una cita considerablemente extensa, toda vez que en ésta alcanzamos a notar la respuesta a la pregunta que le da título al libro, si bien estas ideas se encuentran en todo el libro. Dice Vargas Lozano: “Finalmente, la filosofía puede desarrollar hoy, como lo ha hecho siempre, nuevas ideas sobre lo que puede ser la sociedad del futuro. Ante la crisis del llamado ´socialismo realmente existente´ y del capitalismo globalizado se requiere un nuevo paradigma fundado en el análisis de la crisis de valores existente y en la confrontación dialógica que permita al individuo orientarse en los conflictos sociales. Lo que he señalado hasta aquí bastaría para demostrar la importancia y necesidad de la filosofía en el mundo de hoy. Sin embargo, muchos responsables de los sistemas educativos menosprecian la reflexión filosófica, acentúan las ideologías tecnocráticas y pretenden ignorar estas funciones de la filosofía. Este hecho nos enfrenta con un grave problema de nuestras sociedades: la gradual marginación y sustitución del pensamiento reflexivo por un psuedo-pensamiento que sirve para justificar una sociedad sujeta a procesos de deshumanización creciente. Quienes nos dedicamos a la filosofía tenemos por delante la tarea de demostrar la importancia y el significado que ha tenido la filosofía a lo largo de la historia; hacer valer nuestras tradiciones filosóficas y profundizar en su significado para la cultura mexicana y latinoamericana, pero sobre todo mostrar su necesidad para el mundo actual” (pp, 44 y 45).

Dicho de otra manera: volvamos de los textos a la praxis…

Mesa UNAM

El día 29 de abril de 2013, se presentó, en el Salón de Actos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, mi más reciente libro cuya primera edición está prácticamente agotada y se prepara una segunda. El acto fue organizado y presidido por la Dra. María del Carmen Rovira, Presidenta del “Seminario permanente de filosofía mexicana” y participaron como comentaristas, el Dr. Victórico Muñóz Rosales, especialista e impulsor de los estudios sobre la filosofía mexicana; la Mtra. Diana Fuentes, especialista en filosofía política quien recientemente coordinó un volumen de homenaje al filósofo Bolívar Echeverría y el Dr. Ambrosio Velasco Gómez, exdirector de la Facultad de Filosofía y Letras e investigador del IIF-UNAM. Los tres plantearon interesantes puntos de vista sobre el libro y coincidieron con las tesis fundamentales que se exponen en él y que son las siguientes: 1) El mundo de hoy se encuentra sumido en una severa crisis y por tanto, requiere urgentemente de la reflexión filosófica; 2) a pesar de ello, en nuestro país, la filosofía brilla por su ausencia en la educación y en el ámbito público; 3) hay que estudiar las razones externas (la tendencias estructurales de la actualidad) e internas (el propio desarrollo de la filosofía en nuestro país) para que la filosofía cumpla sus diversas e importantes funciones que han sido parte de una reflexión milenaria y que han señalado diversos caminos para la sociedad; 4) entre las causas externas de la escasa presencia de la filosofía en nuestra sociedad, nos encontramos, en fechas recientes, una profunda tendencia en contra de la filosofía y las humanidades que no tiene precedentes en la historia y que está vinculada a la forma en que se está desarrollando el sistema bajo la revolución tecnológica y el neoliberalismo. Esto se demostró claramente en 2008, cuando el gobierno mexicano inició la “Reforma Integral de la Educación Media Superior” (RIEMS) en la que suprimió, sin argumento alguno, el área de humanidades y las materias filosóficas de los planes y programas de estudio en ese nivel. En nuestro caso, afortunadamente, la comunidad filosófica nacional (con el decidido apoyo de la comunidad científica, cultura e internacional) se unió a la lucha que condujo el Observatorio Filosófico de México (www.ofmx.com.mx) y pudo lograr que en 2009, primero y en 2012 después, se incorporaran de nuevo, en forma plena, tanto el Área de humanidades como las materias filosóficas de Ética, Lógica, Estética e Introducción a la filosofía como obligatorias, sin embargo, a pesar de que la disposición se publicó en el Diario Oficial de la Federación, hasta ahora no se ha llevado a la práctica en los diversos sistemas que componen la educación media superior; 5) pero en la lucha por la reivindicación de la filosofía, los miembros del Observatorio llegaron a la conclusión de que esta ofensiva en contra de las humanidades y la filosofía no era una expresión local sino una estrategia internacional derivada de las disposiciones de la OCDE para todos los países miembros, en el plano educativo. En efecto, hay muestras de ello no sólo en los documentos emitidos sino en países como Estados Unidos, Inglaterra, de Centroamérica y Europa. Uno de las últimas manifestaciones de esta política es lo que está ocurriendo actualmente en España en donde el gobierno, mediante una reforma educativa quiere eliminar el 66% de las materias filosóficas de la educación secundaria y preparatoriay frente a la cual luchan los filósofos que se han organizado en la Red Española de Filosofía (REF) Ahora bien, la supresión de la filosofía y las humanidades no es frontal y con argumentos sino en forma silenciosa y autoritaria. Simplemente se les omite en el proyecto de educación que anima mundialmente esta institución basada en el método de competencias; 6) frente esta situación, en Filosofía ¿para qué? se hace un análisis de esta problemática y se propone, apoyándose en la propuesta de la UNESCO, La filosofía, una escuela de la libertad publicada por primera vez en español en 2011 por la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa  y que se puede consultar en la página electrónica del “Centro de documentación en filosofía latinoamericana e ibérica de la UAM-I” (www.cefilibe.org) que la filosofía debe enseñarse en todos los ámbitos (todo el sistema educativo, cultural, científico, político) y a todas las edades (niños, adolescentes, adultos). Si por un lado se pretende restringir la enseñanza de la filosofía, por el contrario, debemos emprender una contra-ofensiva manteniendo las materias filosóficas en la Educación Media Superior pero también ampliando las dimensiones de su educación a toda la sociedad. Ello implica que se operen cambios importantes en la enseñanza de la filosofía en las Facultades porque es evidente que no es lo mismo enseñar a la filosofía para los que se van a dedicar profesionalmente a ella que a personas que van a incorporar la reflexión filosófica en sus diversas actividades. Hoy la comunidad filosófica nacional enfrenta tres grandes tareas: a) sostener y reforzar a la enseñanza, investigación y difusión de la filosofía allí donde existe; b) ampliar la enseñanza de la filosofía a otros medios mediante procedimientos específicos y c) iniciar un análisis conjunto con los profesores e investigadores de otras disciplinas para mostrar la importancia de la filosofía en ellas;  7) pero la pregunta final es ¿para que se desea que la filosofía influya en la sociedad? La respuestas pueden ser muchas, sin embargo, diríamos que si la filosofía es, por esencia, portadora de una racionalidad para que la sociedad y los individuos conduzcan su acción hacia una situación mejor y más justa y si una de sus funciones es la promoción de una auténtica democracia, entonces la filosofía puede contribuir a constituir una ciudadanía activa que demande que el poder se ponga al servicio de esa misma ciudadanía y no a favor de minorías privilegiadas. Naturalmente esto significa optar por un tipo de filosofías que propicien ese fin frente a otras que, sin demeritar su profundización en otros aspectos de la naturaleza humana, no están interesadas en dicho fin. El libro aboga por una filosofía crítica y se opone a una filosofía legitimadoras; por una filosofía basada y relacionada pero no subordinada a la ciencia; por una filosofía emancipadora y desalienadora y, finalmente, por una filosofía que proponga soluciones (y no solo preguntas) a los grandes problemas por lo que atraviesa la humanidad: la crisis ecológica; la extrema desigualdad entre pobres y ricos; los efectos de la revolución tecnológica; la crisis de valores; el diálogo entre culturas; la extrema injusticia global y la extrema violencia a que están sometidos nuestros países, entre muchos otros.

En las diversas presentaciones del libro que se han llevado a cabo podemos mencionar las de: la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapala; la Feria del libro realizada en el Zócalo de la Ciudad de México; la Casa de la Primera Imprenta como parte de las actividades de la Reunión de CLACSO; la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM; el IEMS del Distrito Federal; la Feria Internacional del libro en el Palacio de la Minería y el Instituto de Filosofía de Guadalajara. En muchas de ellas ha estado presente como auspiciadora, la Editorial Ítaca. En las presentaciones, destacados investigadores han expuesto valiosos puntos de vista que han enriquecido, ampliado y complementado lo que hemos escrito. Pero además he recibido directamente excelentes comentarios de investigadores nacionales y del exterior. De eso se trata, de formar una corriente de opinión que participe en la defensa de la filosofía, independientemente de las convicciones que cada quien tenga. Todos sus aportes serán evaluados e incorporados en la nueva edición. Doy las gracias a los que han participado en esta reflexión colectiva.

En días pasados, el Jefe de Gobierno del D.F., Dr. Miguel Ángel Mancera, en un importante acto instaló el “Consejo de Fomento y Desarrollo Cultural” del Distrito Federal(La Jornada, 26 de abril) En este consejo figuran destacadas personalidades de la música, arquitectura, antropología, dirección artística con la notable excepción de la filosofía. De igual forma, la titular de la Secretaría de Cultura, Lucía García Noriega destacó la importancia del desarrollo cultural y el amplio programa que piensa realizar pero nunca se le ocurrió que la filosofía forma parte esencial de la cultura mexicana y se encuentra presente desde el pensamiento indígena; la Colonia; la Independencia; La Reforma; la Revolución y durante todo el siglo XX y lo que va del XXI. Nunca se refirió al poeta-filósofo Nezahualcóyotl y los tlamatinime (estudiados con tanta maestría y pasión por Don Miguel León Portilla); a Bartolomé de la Casas, Alonso de la Veracruz, Antonio Rubio, a Sor Juana Inés de la Cruz, Sigüenza y Góngora, la influencia de los filósofos de la Ilustración en la Independencia (y para muestra la presencia de Rousseau en Morelos y en la Constitución de Apatzingán); Gabino Barreda fundador de la Escuela Nacional Preparatoria; el Ateneo de la Juventud, Antonio Caso, José Vasconcelos, Alfonso Reyes, Pedro Henríquez Ureña, Samuel Ramos, el grupo Hiperión, Luis Villoro, Emilio Uranga, Joaquín Sánchez McGregor; Ricardo Guerra; Leopoldo Zea; los filósofos el exilio español: José Gaos, Eduardo Nicol, María Zambrano, Wenceslao Roces, Sánchez Vázquez (nombrado “Maestro de la Ciudad”), Eugenio Imaz, Gallegos Rocafull, García Bacca, Joaquín y Ramón Xirau, Carmen Rovira; filósofos como Eduardo García Máynez; Francisco Larroyo, Graciela Hierro; Rosa Krauze, Vera Yamuni, Jaime Labastida, Fernando Salmerón, Eli de Gortari, Alberto Híjar, Enrique González Rojo y tantos otros. ¿Deberíamos enviarles un texto evaluando su aportación a la cultura nacional? Para el Gobierno del D.F. y su Secretaria de cultura, todos ellos no son nada y la filosofía no cumple ningún papel en la cultura mexicana. No es posible que se siga ignorando a estas alturas el papel y la importancia de nuestra reflexión filosófica.

Gabriel Vargas Lozano, Alfredo Torres y Guillermo Hurtado (coordinadores del Observatorio Filosófico de México); Mario Teodoro Ramírez (Presidente de la AFM), Ausencio Pérez (Presidente de Ixtli); Virginia Sánchez (Presidenta del Círculo mexicano de la lógica); Eduardo Sarmiento (Cefilibe-UAM-I); Ángel Alonso (CCH-UNAM); Observatorio Filosófico de Morelos (Lucía Agraz, Estafanía Agraz), Juan Armando Ramírez (UNAM) y mucho más.

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Acabo de publicar un libro en el que pretendo responder a una pregunta que se hace con frecuencia: filosofía ¿para qué?, es decir ¿para qué sirve? Con esta pregunta, se pretende descalificar a nuestra disciplina y a quienes nos dedicamos a estudiarla, enseñarla y difundirla.

En el libro expongo una gran cantidad de razones que dan cuenta del porqué existe la filosofía. Pondré algunos ejemplos: Aristóteles en su libro La política, después de analizar las diversas constituciones del Ática, hace una caracterización y busca un justo medio para proponer un tipo de sociedad que permitiera lograr una vida mejor para sus habitantes. La filosofía, entonces, ha propuesto, desde los griegos hasta hoy, teorías sobre lo que debería ser una sociedad más justa. En este sentido, en el libro reflexiono, por ejemplo, sobre las tesis sostenidas por el filósofo mexicano Luis Villoro para que nuestra sociedad alcance un mejor desarrollo. Villoro dice: debe haber democracia real y efectiva; debe haber reconocimiento de la pluralidad de culturas y debería haber una concepción de lo que no es justo. De igual forma, analizo las tesis de Sánchez Vázquez en su libro Ética y política, en donde expone las diversas formas que adopta esta relación. Por ejemplo, cuando se suprime la ética y queda el puro pragmatismo como lo estamos viendo todo el tiempo en nuestra sociedad;  cuando se busca una política subordinada a la ética como ocurre con el poeta Javier Sicilia en su fuerte denuncia en contra de la  violación de los derechos humanos y otras posibilidades más. 

Otro ejemplo son las utopías. Como sabemos, en el Renacimiento, a causa de múltiples factores, empieza a surgir una nueva idea del mundo y serán los utopistas (Moro, Campanella, Bacon) quienes, en un ejercicio extraordinario de imaginación van a plantear al mismo tiempo, un nuevo horizonte y una crítica indirecta a la sociedad en que estaban viviendo.

Pero que mejor para ilustrar la función de la filosofía que los enciclopedistas: Rousseau, realizando una crítica al absolutismo a partir de la afirmación de la democracia directa; Montesquieu, proponiendo la tripartición del poder  para que no se concentrara todo en uno; Voltaire apuntando a la separación entre Iglesia y Estado, entre otros. ¿Qué es lo que estaban haciendo estos filósofos? Proponiendo una nueva organización de la sociedad que hoy llamamos modernidad.

Pero la filosofía tiene muchísimas funciones más en torno a la ciencia, la técnica, la sociedad, el hombre actual, la posmodernidad, la deshumanización, la barbarie, etc.,etc.

La tesis que se defiende en el libro es que la filosofía no sólo sirve sino que es indispensable para una sociedad porque, cuando es “buena filosofía” es portadora de una racionalidad crítica y humanista.

Cuando el gobierno actual (y que está a punto de irse) a través de la SEP, eliminó el estudio de la filosofía en el bachillerato, lo que pretendía era que los estudiantes de ese nivel, no adquirieran los elementos de una conciencia crítica del mundo y de sí mismos sino que sólo se dedicaran a conocer lo estrictamente vinculado a sus futuros oficios o profesiones. Afortunadamente la comunidad filosófica acompañada por muy destacados miembros de las comunidades científica y cultural pudieron parar esta ofensiva en el terreno de la educación. En el libro se describe también esta lucha que sigue hasta la actualidad.   

 Los temas que abordo son:

Los desafíos de la filosofía para el siglo XXI; La filosofía ¿tiene alguna función en la sociedad?; ¿Incide la filosofía mexicana en la sociedad?; Diez tesis sobre el papel de la filosofía en la educación y la sociedad. Reflexiones en torno a La filosofía, escuela de la libertad de la UNESCO. La filosofía y las humanidades y su (no lugar) en la Reforma Integral de la Educación Media Superior de la SEP. El papel de las humanidades, hoy.

Y en una segunda parte, se recogen mis estudios sobre los libros de los filósofos  Francisco Piñón, Ser y quehacer de la Universidad; Jaime Labastida, El edificio de la razón; Luis Villoro, Tres retos de la sociedad por venir y Adolfo Sánchez Vázquez en su Ética y política.  

Solo quisiera agregar que quienes nos dedicamos a la filosofía tenemos mucho que hacer para que nuestra disciplina sea entendida por la mayoría de los ciudadanos y ya no sea posible la pregunta de: filosofía ¿para qué?

 

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Con este título, acaba de aparecer un libro que hemos publicado en la Editorial Torres Asociados, Mauricio Beuchot, Guillermo Hurtado, Alfredo Torres y el suscrito.

Se trata de responder a la pregunta en sentido positivo o negativo; explicar las causas de su situación o hacer algunas propuestas.

En mi caso, la respuesta es negativa. La filosofía mexicana, entendiéndose por ella todo lo producido por autores nacionales y considerándola en su sentido estricto, no tiene incidencia en la vida pública. Nuestra producción no se refleja en ningún canal cultural como el 11 o el 22; no es considerada por CONACULTA en su política cultural; no es considerada por las secretarías de cultura de los Estados y la capital; no se refleja en forma permanente en los suplementos culturales y en la propia Universidad no se entiende su significado y función.

Esta situación ¿es responsabilidad de las estructuras del estado; del capitalismo globalizado o los propios filósofos nos hemos refugiado en una especie de torre de marfil por lo que se requiere una reforma de la enseñanza e investigación de la filosofía?

En mi colaboración ensayo una respuesta, sin embargo, se requieren otras más de otros colegas, estudiantes e interesados en el impulso de la filosofía en nuestro país. Los invito a la lectura de este libro.

El próximo jueves se presentará el libro en el marco del I COLOQUIO INTERINSTITUCIONAL SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA FILOSOFÍA EN EL NIVEL MEDIO SUPERIOR