El día 29 de abril de 2013, se presentó, en el Salón de Actos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, mi más reciente libro cuya primera edición está prácticamente agotada y se prepara una segunda. El acto fue organizado y presidido por la Dra. María del Carmen Rovira, Presidenta del “Seminario permanente de filosofía mexicana” y participaron como comentaristas, el Dr. Victórico Muñóz Rosales, especialista e impulsor de los estudios sobre la filosofía mexicana; la Mtra. Diana Fuentes, especialista en filosofía política quien recientemente coordinó un volumen de homenaje al filósofo Bolívar Echeverría y el Dr. Ambrosio Velasco Gómez, exdirector de la Facultad de Filosofía y Letras e investigador del IIF-UNAM. Los tres plantearon interesantes puntos de vista sobre el libro y coincidieron con las tesis fundamentales que se exponen en él y que son las siguientes: 1) El mundo de hoy se encuentra sumido en una severa crisis y por tanto, requiere urgentemente de la reflexión filosófica; 2) a pesar de ello, en nuestro país, la filosofía brilla por su ausencia en la educación y en el ámbito público; 3) hay que estudiar las razones externas (la tendencias estructurales de la actualidad) e internas (el propio desarrollo de la filosofía en nuestro país) para que la filosofía cumpla sus diversas e importantes funciones que han sido parte de una reflexión milenaria y que han señalado diversos caminos para la sociedad; 4) entre las causas externas de la escasa presencia de la filosofía en nuestra sociedad, nos encontramos, en fechas recientes, una profunda tendencia en contra de la filosofía y las humanidades que no tiene precedentes en la historia y que está vinculada a la forma en que se está desarrollando el sistema bajo la revolución tecnológica y el neoliberalismo. Esto se demostró claramente en 2008, cuando el gobierno mexicano inició la “Reforma Integral de la Educación Media Superior” (RIEMS) en la que suprimió, sin argumento alguno, el área de humanidades y las materias filosóficas de los planes y programas de estudio en ese nivel. En nuestro caso, afortunadamente, la comunidad filosófica nacional (con el decidido apoyo de la comunidad científica, cultura e internacional) se unió a la lucha que condujo el Observatorio Filosófico de México (www.ofmx.com.mx) y pudo lograr que en 2009, primero y en 2012 después, se incorporaran de nuevo, en forma plena, tanto el Área de humanidades como las materias filosóficas de Ética, Lógica, Estética e Introducción a la filosofía como obligatorias, sin embargo, a pesar de que la disposición se publicó en el Diario Oficial de la Federación, hasta ahora no se ha llevado a la práctica en los diversos sistemas que componen la educación media superior; 5) pero en la lucha por la reivindicación de la filosofía, los miembros del Observatorio llegaron a la conclusión de que esta ofensiva en contra de las humanidades y la filosofía no era una expresión local sino una estrategia internacional derivada de las disposiciones de la OCDE para todos los países miembros, en el plano educativo. En efecto, hay muestras de ello no sólo en los documentos emitidos sino en países como Estados Unidos, Inglaterra, de Centroamérica y Europa. Uno de las últimas manifestaciones de esta política es lo que está ocurriendo actualmente en España en donde el gobierno, mediante una reforma educativa quiere eliminar el 66% de las materias filosóficas de la educación secundaria y preparatoriay frente a la cual luchan los filósofos que se han organizado en la Red Española de Filosofía (REF) Ahora bien, la supresión de la filosofía y las humanidades no es frontal y con argumentos sino en forma silenciosa y autoritaria. Simplemente se les omite en el proyecto de educación que anima mundialmente esta institución basada en el método de competencias; 6) frente esta situación, en Filosofía ¿para qué? se hace un análisis de esta problemática y se propone, apoyándose en la propuesta de la UNESCO, La filosofía, una escuela de la libertad publicada por primera vez en español en 2011 por la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa y que se puede consultar en la página electrónica del “Centro de documentación en filosofía latinoamericana e ibérica de la UAM-I” (www.cefilibe.org) que la filosofía debe enseñarse en todos los ámbitos (todo el sistema educativo, cultural, científico, político) y a todas las edades (niños, adolescentes, adultos). Si por un lado se pretende restringir la enseñanza de la filosofía, por el contrario, debemos emprender una contra-ofensiva manteniendo las materias filosóficas en la Educación Media Superior pero también ampliando las dimensiones de su educación a toda la sociedad. Ello implica que se operen cambios importantes en la enseñanza de la filosofía en las Facultades porque es evidente que no es lo mismo enseñar a la filosofía para los que se van a dedicar profesionalmente a ella que a personas que van a incorporar la reflexión filosófica en sus diversas actividades. Hoy la comunidad filosófica nacional enfrenta tres grandes tareas: a) sostener y reforzar a la enseñanza, investigación y difusión de la filosofía allí donde existe; b) ampliar la enseñanza de la filosofía a otros medios mediante procedimientos específicos y c) iniciar un análisis conjunto con los profesores e investigadores de otras disciplinas para mostrar la importancia de la filosofía en ellas; 7) pero la pregunta final es ¿para que se desea que la filosofía influya en la sociedad? La respuestas pueden ser muchas, sin embargo, diríamos que si la filosofía es, por esencia, portadora de una racionalidad para que la sociedad y los individuos conduzcan su acción hacia una situación mejor y más justa y si una de sus funciones es la promoción de una auténtica democracia, entonces la filosofía puede contribuir a constituir una ciudadanía activa que demande que el poder se ponga al servicio de esa misma ciudadanía y no a favor de minorías privilegiadas. Naturalmente esto significa optar por un tipo de filosofías que propicien ese fin frente a otras que, sin demeritar su profundización en otros aspectos de la naturaleza humana, no están interesadas en dicho fin. El libro aboga por una filosofía crítica y se opone a una filosofía legitimadoras; por una filosofía basada y relacionada pero no subordinada a la ciencia; por una filosofía emancipadora y desalienadora y, finalmente, por una filosofía que proponga soluciones (y no solo preguntas) a los grandes problemas por lo que atraviesa la humanidad: la crisis ecológica; la extrema desigualdad entre pobres y ricos; los efectos de la revolución tecnológica; la crisis de valores; el diálogo entre culturas; la extrema injusticia global y la extrema violencia a que están sometidos nuestros países, entre muchos otros.
En las diversas presentaciones del libro que se han llevado a cabo podemos mencionar las de: la Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapala; la Feria del libro realizada en el Zócalo de la Ciudad de México; la Casa de la Primera Imprenta como parte de las actividades de la Reunión de CLACSO; la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM; el IEMS del Distrito Federal; la Feria Internacional del libro en el Palacio de la Minería y el Instituto de Filosofía de Guadalajara. En muchas de ellas ha estado presente como auspiciadora, la Editorial Ítaca. En las presentaciones, destacados investigadores han expuesto valiosos puntos de vista que han enriquecido, ampliado y complementado lo que hemos escrito. Pero además he recibido directamente excelentes comentarios de investigadores nacionales y del exterior. De eso se trata, de formar una corriente de opinión que participe en la defensa de la filosofía, independientemente de las convicciones que cada quien tenga. Todos sus aportes serán evaluados e incorporados en la nueva edición. Doy las gracias a los que han participado en esta reflexión colectiva.
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