Entre los comentarios que se han hecho a mi libro, les comparto el realizado por el Dr. Raúl Trejo, Presidente de la Asociación Filosófica del Sureste:

 

 DE LA PRAXIS AL TEXTO… Y VICEVERSA

Raúl Trejo Villalobos

En mayo de 2003, Gabriel Vargas Lozano presentó una ponencia en el Tercer Coloquio de Filosofía de la Educación, organizado en la Universidad Nacional Autónoma de México: “El papel de las humanidades, hoy”. Cuatro años después, en 2007, participó en la presentación de tres libros: El edificio de la razón, de Jaime Labastida; Tres retos de la sociedad por venir, de Luis Villoro; y, Ética y política, de su maestro Adolfo Sánchez Vázquez. En ese mismo año, impartió la conferencia “¿La filosofía tiene alguna función en la sociedad?”, en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Al año siguiente, en 2008, en esa misma Universidad, impartió la conferencia “Los desafíos de la filosofía para el siglo XXI”. En 2009, presentó en la Universidad de la Ciudad de México la ponencia “¿Incide la filosofía mexicana en la sociedad actual?”. Al final de ese año, presentó el libro Ser y quehacer de la Universidad, de su amigo y colega Francisco Piñón. Para 2010, en el marco de la celebración del Día de la Filosofía en la Universidad Autónoma Metropolitana, leyó el texto “Diez tesis sobre el papel de la filosofía en la educación y la sociedad”. Entre 2009 y 2012, al mismo tiempo que imparte clases e investiga, promueve la defensa de la filosofía, a través de la formación y la coordinación del Observatorio Filosófico de México, conjuntamente con José Alfredo Torres y Guillermo Hurtado.  Además, vuelve a sus textos, los revisa, los retoca, los amplia y los reúne, para hacerlos públicos de manera más extensiva, en el libro Filosofía ¿para qué? Desafíos de la filosofía en el siglo XXI (UAM/Ítaca, 2012).

En la versión actualizada y ampliada de “El papel de las humanidades, hoy”, Vargas Lozano inicia reseñando el texto “La muerte de las Universidades”, de Terry Eagleton, en donde plantea como idea central: la incompatibilidad entre la Universidad, con sus investigaciones humanísticas, y el capitalismo avanzado. Para profundizar en el asunto, enseguida presenta un recorrido histórico de las distintas formas en que se ha asumido la educación y la formación de los ciudadanos. Así, pues, se refiere a la Paideia de la Grecia Clásica, a la Humanitas de la época del Imperio Romano, a la Paideia Christu de la Edad Media, a la Yecnemelistli de algunos pueblos mesoamericanos, a la Bildung de los alemanes de finales del siglo XVIII y principios del XIX, a los ideales positivistas de los mexicanos del siglo XIX, al Arielismo de los americanos de principios del siglo XX. la idea central de este recorrido consiste en constatar que en todos y cada uno de estos ideales educativos y formativos la filosofía, las letras y la cultura han constantes.

En el apartado titulado “La filosofía ¿tiene alguna función social?”, después de referir la anécdota de Tales de Mileto según la cual se critica la actitud contemplativa y desinteresada de la realidad concreta, Vargas Lozano enumera una serie de funciones que ha tenido la filosofía en la sociedad históricamente. De este modo, expone que la filosofía ha sido constantemente una serie propuestas para una sociedad justa, en donde señala, entre otros, a Platón, Habermas y Rawls; asimismo, ha tenido la función de plantear las formas de entender las relaciones de poder, donde refiere a Puffendor, Groccio, Hobbes, por ejemplo; ha sido, además, constructora de utopías, donde no faltan los clásicos Moro, Campanella y Bacon; de igual manera, ha jugado el papel de legitimadora y crítica de las ideologías, donde destaca Marx, varios marxistas del siglo XX y Adolfo Sánchez Vázquez; sin dejar de tener una función conceptualizadora, por ejemplo, con los temas de la modernidad, la posmodernidad y la transmodernidad; y, finalmente, haber sido y ser un paradigma de respuestas interdisciplinarias, haber sido y ser una serie de propuestas para la democracia y para enfrentar la crisis de sentido.

A manera de complemento sobre el papel de las humanidades y las funciones sociales de la filosofía, aparece “Los desafíos de la filosofía para el siglo XXI”. En este texto, nuestro autor hace un diagnóstico sobre los cambios que ha habido en el mundo desde mediados del siglo XX hasta nuestros días. Para efectos de comprender nuestro tiempo, ejemplifica los distintas crisis  y transformación del mundo que se han dado de la Antigüedad a la Edad Media, de ésta a la época del Renacimiento y de ésta a la Ilustración. Después de plantear algunas problemáticas de la modernidad, la transmodernidad y, primordialmente la violencia en la que actualmente vivimos, refiere el valor que ha tenido la filosofía en los momentos de cambios históricos. Dice: “La filosofía implica libertad de pensamiento  y de palabra, proporciona instrumentos para el empleo de una buena argumentación, fomenta la igualdad y el respeto al pluralismo, plantea la duda metódica sobre los grandes problemas, ejerce la crítica a los poderes establecidos, forma espíritus libres y reflexivos como antídoto al fanatismo y contribuye a la formación de ciudadanos ejercitando su capacidad de juicio” (p, 28), ampliando notoriamente las funciones sociales de la filosofía indicadas en el texto anterior.

Otras cuestiones que ya ha tocado Vargas Lozano de manera general en los textos ya reseñados son: las sugerencias o recomendaciones que ha hecho la Organización para el Desarrollo y Desarrollo Económico (OCDE), y sus extensiones a través del proyecto Tuning o plan Bolonia, a distintos países en materia educativa para anular las asignaturas filosóficas y humanísticas, por un lado; y, por otro, las sugerencias y recomendaciones que ha hecho la Organización para las Naciones Unidas para la Educación (UNESCO)  en el sentido de promover espacios para la formación y reflexión filosófica en los distintos niveles educativos. Estas cuestiones vuelven a aparecer, de manera concreta y específica, en “¿Incide la filosofía mexicana en la sociedad actual?” y “La filosofía y las humanidades y su no lugar en la Reforma de la Educación Media Superior puesta en marcha por la Secretaria de Educación Pública”.

En el primero de estos, Vargas Lozano refiere el poco o nulo interés del gobierno mexicano por la filosofía y las humanidades desde 2004, misma que posteriormente se convirtió en política educativa; asimismo, expone el poco o nulo interés de los medios masivos de comunicación por la divulgación de la filosofía, así como la reacción de los filósofos ante esta situación y la introducción del neoliberalismo en el país. Dice: “En lo que se refiere a las tendencias de la investigación, la reacción ha sido diversa y compleja. Por un lado, los filósofos han tenido que someterse a una lógica productivista impuesta a las universidades por los últimos regímenes; sin embargo, por otro lado, han gozado de libertad de investigación gracias a la tradición de la autonomía universitaria que ha sido preservada en las instituciones públicas y a la escasa incidencia en la vida pública de las reflexiones que se producen en ellas” (pp, 57 y 58). Ante la pregunta ¿qué podemos hacer?, el autor propone una reforma de la enseñanza de la filosofía, en las que se incluyan, entre otras cosas: la organización de cursos de didáctica de la filosofía, cursos que tengan que ver con la historia de la filosofía en México, cursos y programas de estudio en los que se establezca la relación de la filosofía con otras disciplinas y la creación de espacios para el diálogo entre diversas posturas filosóficas con temas comunes.

En el segundo de los trabajos, Vargas Lozano hace un recuento desde la publicación de los acuerdos que plantean la Reforma Educativa en 2008, pasando por la creación del Observatorio Filosófico en 2009, el acuerdo 488 ­–en donde se propone reinstalar las asignaturas filosóficas en la Educación Media Superior– y los constantes desplegados, declaraciones y boletines que se han publicado, además de otras acciones ­–como la organización de un Coloquio en el Instituto de Investigaciones Filosóficas–, desde 2009 hasta 2012. De acuerdo al título que le hemos puesto a esta reseña, “De la Praxis al texto y viceversa”, en este último trabajo, bien se pueden ver y preciar los principios y las convicciones que mueven a Vargas Lozano como defensor de la filosofía.

Tales principios y convicciones encuentran su expresión en “Diez tesis sobre el papel de la filosofía en la educación y la sociedad”. Breve y esquemáticamente, dichas tesis son: 1.- la filosofía es un derecho educativo, 2.- la filosofía contribuye a la conformación de una sociedad democrática, 3.- la filosofía contribuye a una concepción cultural del hombre (es decir, contrario a una concepción mercantilista), 4.- la filosofía legitima o critica formas de dominio, 5.- la filosofía tiene al menos cinco formas de enseñanza, 6.- la filosofía tiene una función social, 7.- la filosofía es crítica de los saberes y es una teoría general de las formas culturales, 8.- la filosofía es formación de mentes críticas, 9.- la filosofía es acción (y una de sus acciones es su difusión) y 10.- la filosofía transforma el mundo.

Hasta aquí, pues, los seis trabajos que conforma la primera parte del texto. La segunda, la conforman las cuatro presentaciones de libros. Uno, sobre la universidad; otro, sobre la razón; uno más, sobre la justicia, la democracia y la pluralidad cultural; y, por último, algunas reflexiones sobre la relación entre la ética y la política, de raigambre marxista. No queremos dejar de señalar que, en buena medida, estos textos reflejan un ir más allá de la presentación de los libros como tales. Es decir, en estos, Vargas Lozano aprovecha el espacio para otros tipos de praxis: el diálogo y la crítica.

A manera de síntesis, queremos traer una cita considerablemente extensa, toda vez que en ésta alcanzamos a notar la respuesta a la pregunta que le da título al libro, si bien estas ideas se encuentran en todo el libro. Dice Vargas Lozano: “Finalmente, la filosofía puede desarrollar hoy, como lo ha hecho siempre, nuevas ideas sobre lo que puede ser la sociedad del futuro. Ante la crisis del llamado ´socialismo realmente existente´ y del capitalismo globalizado se requiere un nuevo paradigma fundado en el análisis de la crisis de valores existente y en la confrontación dialógica que permita al individuo orientarse en los conflictos sociales. Lo que he señalado hasta aquí bastaría para demostrar la importancia y necesidad de la filosofía en el mundo de hoy. Sin embargo, muchos responsables de los sistemas educativos menosprecian la reflexión filosófica, acentúan las ideologías tecnocráticas y pretenden ignorar estas funciones de la filosofía. Este hecho nos enfrenta con un grave problema de nuestras sociedades: la gradual marginación y sustitución del pensamiento reflexivo por un psuedo-pensamiento que sirve para justificar una sociedad sujeta a procesos de deshumanización creciente. Quienes nos dedicamos a la filosofía tenemos por delante la tarea de demostrar la importancia y el significado que ha tenido la filosofía a lo largo de la historia; hacer valer nuestras tradiciones filosóficas y profundizar en su significado para la cultura mexicana y latinoamericana, pero sobre todo mostrar su necesidad para el mundo actual” (pp, 44 y 45).

Dicho de otra manera: volvamos de los textos a la praxis…

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