abril 2008


Acaba de aparecer en España, en la editorial El Viejo Topo, el libro de Francisco Fernández Buey (Paco, para los amigos) titulado Utopías e ilusiones naturales. Se trata de una interesante y aguda reflexión del filósofo español sobre un concepto que el cientificismo y el tecnocratismo, pretendieron eliminar del pensamiento para dejarnos tan sólo con la pobreza de lo inmediato.

La verdad es que ésto es imposible ya que, como dice Fernández Buey en la Introducción al libro (que con el permiso del autor incluimos aquí), “no ha habido ni habrá filosofía moral sin utopías,” e inclusive podríamos agregar que no ha habido ni habrá ningún ser humano que no las incluya en su concepción del mundo y en su actuar cotidiano.

Paco ha investigado los orígenes de la utopía antes de su constitución como tal; sobre su función en los inicios de la modernidad europea y sobre su significado en la actualidad. De igual forma, en el libro se recogen una serie de expresiones literarias de las cuáles me permito citar aquí dos que me parecen luminosas debidas a las magistrales plumas de Eduardo Galeano y Mario Benedetti:

Eduardo Galeano, escribe:

¿Para qué sirve la Utopía?
Ella está en el horizonte.
Me acerco dos pasos y ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine nunca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la Utopía?
Para eso sirve: para caminar.
La utopía nos ayuda a caminar….

Por su lado, Mario Bendetti nos dice:

Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías
cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza
cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea
cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada….

Se trata entonces de pensar de nuevo la utopía pero ya no en forma ingenua o agregaría por mi lado, ideológica, es decir, como una utopía que haga a un lado el conocimiento científico, lo que daría lugar, en la política a un aventurerismo o a un uso legitimador del poder pero tampoco una ciencia que no dé el espacio necesario, al horizonte y la esperanza. Los invito a leer y discutir el libro, que por cierto ya se encuentra disponible en México.

Los Estados Unidos de América fueron considerados, durante mucho tiempo, un lugar en donde cualquiera podría realizar todos sus sueños; el American pie que todos querían degustar; la meta y la Meca de los ciudadanos pobres de todos los países y el supermercado de los ricos.

Pero ahora, a partir de las películas trágicamente humorísticas de Michael Moore; de las críticas filosófico-lingüísticas de Noam Chomsky; las interpretaciones de largo aliento de Immanuel Wallerstein, las documentadas reflexiones históricas de Howard Zinn o las reflexiones de la red de la Radical Philosophy Association, entre otros, nos damos cuenta de que el “American Dream” está desvaneciéndose en el aire, como decía Marshall Berman.

Todo esto viene a cuento porque acabo de recibir un artículo, difundido precisamente por la RPA, en el que Bernie Sanders, Senador independiente del Estado de Vermont, hace una comparación entre los EUA y Finlandia. De esta comparación sale muy mal librado su propio país ya que mientras en el último, la educación es gratuita y de alta calidad; la salud está asegurada y los trabajadores reciben una serie de generosas prestaciones, en los Estados Unidos, 47 millones de habitantes no tienen seguro médico; la niñez sufre una lacerante pobreza; la distancia entre los ricos y pobres ha crecido y los trabajadores están sobre-explotados.

Su conclusión es que en Finlandia existe el valor de la equidad. ¿Por qué ocurrió todo esto? El Senador no lo dice pero está implícito. Les recomiendo la lectura del artículo, cuya versión en español agradezco a un activo colaborador de este blog.