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Desde que inició el año, se desataron una serie de rumores en el sentido de que el gobierno mexicano junto con su partido (el PAN) y aliados, someterían a la Cámara de Diputados, una iniciativa de ley que tendría como objetivo la privatización del petróleo mexicano. Con el paso del tiempo, se ha venido definiendo uno de los aspectos de la inminente iniciativa: ante el declive de los yacimientos de Cantarell se trata ahora de extraer el petróleo de lo profundo del mar. Es por ello que -se dice- se requiere el “auxilio” de las compañías extranjeras para “compartir riesgos” y obviamente también beneficios.

El pasado jueves, Carmen Aristegui entrevistó en su programa en la CNN a Fernando Siqueira, director de la Asociación de Ingenieros de Petrobras. En la entrevista se habla del saldo negativo que representó, para el pueblo brasileño, la apertura a las empresas transnacionales realizadas durante el gobierno de Fernando Cardoso.

Lo que se requiere en México es una transformación de las condiciones en que ha venido operando la empresa para beneficio de todos los mexicanos y no sólo de unos cuantos. El Grupo Sur, creado a partir del fraude electoral de 2006, publicó recientemente, un documento en donde se resumen muchos de los argumentos en contra de la privatización de ese bien público.

El próximo 18 de marzo, fecha en que se conmemora el 70 aniversario de la expropiación petrolera por el Gral. Lázaro Cárdenas y en la cual se está convocando a una magna manifestación en el Zócalo de la Ciudad de México, tendrá que ser una re-afirmación de que el petróleo es -y deberá seguir siendo- un recurso natural para el beneficio de la nación.

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